Gratitud
De manera similar, la doctora Irma Torres Rivera, psicóloga clínica, explicó que la gratitud también da paso al optimismo y a que se pueda reconocer que la vida trata de un balance, en la cual hay situaciones placenteras y otras que no tanto.
Por otro lado, “el cerebro por su naturaleza se va a fijar y recordar más fácilmente las cosas que no son placenteras, por lo tanto, cuando estamos en nuestro día a día nuestro cerebro automáticamente va a darle highlight a eso, pero al hacer un ejercicio de gratitud crea ese balance. La psicóloga Natalia Céspedes reconoce que la gratitud produce un conjunto complejo de interacciones cognitivas y emocionales. En ciertos estudios, al medir la actividad cerebral de los participantes, los investigadores descubrieron que la gratitud al igual que otras emociones complejas, produce la activación sincronizadas de numerosas regions del cerebro implicadas en los conceptos sociales, en respuestas emocionales, en la lógica y en el procesamiento sensorial. Además, la gratitud activa algunos sectores de la vía de recompensa del cerebro y el hipotálamo el cual controla la liberación de hormonas que regulan los procesos corporales.
“La gratitud es algo que cada persona puede poner en práctica; no es negar que las cosas incómodas pasan, sino es un acercamiento para ver que en nuestro diario hay cosas que podemos agradecer; los aprendizajes que obtuvimos, las oportunidades”, explicó Torres Rivera. Es un hábito que se puede aprender a cualquier edad y adoptarlo nos ayuda a tener una mejor salud mental”, concluyó Xavier Román Acosta.
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